Hoy,
como un día de tantos otros fui a tomar el bondi para ir al laburo y vi que una
mujer estaba repartiendo ejemplares de “El Argentino”. Me acerqué, me dio uno y
lo empecé a hojear para pasar el tiempo mientras llegaba el micro. Y, por esas cosas
del azar, en la página 11 del diario de hoy (en realidad, ya no va a ser “hoy”
cuando haya publicado ésta nota en el blog), 16 de octubre, al pie me topé con
una notita de opinión escrita por un tal Lucas, titulada “El enemiguito imaginario”.
Quizá sea una chanza del destino que hoy Argentina haya hecho su primer lanzamiento de un cohete y que yo me encuentre con el personaje éste y su profundo espíritu crítico a todo lo que no es su propio ego, plasmado en una notita de diez twits.
El
punto es lo que dice la nota, y es interesante, no para hacer mella en el autor
que ya bastante tiene con la carga de ser conocido por haber defendido aquello
que hoy aborrece, sino porque refleja el paupérrimo y corto análisis que hacen
algunos políticos, periodistas y, como en éste caso, opinadores de la oposición
al gobierno actual.
El
tipo empieza citando a Perón. Es un clásico de los antiperonistas que odian a
éste gobierno: citar a Perón para que quede claro que “el gobierno no es
peronista”, y “que ya no quedan peronistas de los de antes” (aunque “nadie roba
como los peronistas”, etc., o sea, somos peronistas o no según la conveniencia
de los autores). En fin, cita a Perón para describir la pelea entre Alex Freyre
y Pachano, o sea, una cuestión de alto vuelo como puede imaginarse el lector.
“Perón decía que se puede volver de todos lados menos del ridículo. Alex Freyre ingresó a ese drástico estadio del ridículo con sus declaraciones contra Anibal Pachano”.
Dice el autor de la notita. Y
sigue, parado sobre el banquito cual enano fascista:
“Pero detrás de esa violencia verbal idiota hay una lógica y es la del oficialismo en los últimos meses. Carentes de defender al gobierno más que con cierta melancolía, dado que ya no hay buenas noticias, la carga de frustración se redirige a un destino curioso. Luchar ya mismo contra el gobierno que imaginan que vendrá. Y derogará fabulosas leyes, conquistas que sólo le debemos a la familia presidencial y vendrán ajustes, tormentas sociales y una carestía que por supuesto se opone a éste festival de consumo hermoso para ellos, dado que la mitad más pobre de la población trabajadora no ha sido invitada al convite”.
La
nota sigue (no mucho), pero por poca relevancia y para la salud del lector evito
continuar su transcripción. Pero fíjense que interesante que es, que paradójicamente
rica es en su pobreza argumental y en su terrible simplismo y su voluntarismo,
en el sentido de creer lo que él quiere y afirmarlo como una realidad
innegable. Es la foto de un opositor medio, de esos que uno ve en la cola del
supermercado gastando 3000 mangos por compra, comprando boludeces innecesarias,
pero echándole la culpa a Cristina de que el muñeco de Batman para el pibe es
muy caro porque la yegua no deja importar juguetes con total libertad como en
los países serios.
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Por
supuesto, el inicio del párrafo citado se nutre del lavagnismo, el vickytontismo
o en albertofernandismo básico: “últimos meses”, “cierta melancolía”, “ya no
hay buenas noticias”. Léase: Yo estuve ahí, pero porque antes eso era bueno. El
“antes” era bueno depende de cada uno. Para Lucas es un té con Bergoglio, para
Alberto Fernández la pelea con Clarín o los calzones de los hijos de Ernestina
y para Vicky es que Scioli era el gobernador y ella no se había dado cuenta
antes.
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Es
muy fuerte decir que en Argentina ya no hay buenas noticias. Hasta en el 2001
hubo buenas noticias: era buena noticia la gente movilizada, era buena noticia
la gente organizándose para sobrevivir cuando el Estado (o más bien, los
gobiernos) le dio la espalda. Eran buenas noticias dentro de la desgracia.
Siempre hay buenas noticias, aun en los peores momentos de nuestra historia. La
frase es digna de un Pagni o un Sirvén, o del pasquín Urgente 24, de tipos que
lo único que tienen en mente es joder al gobierno porque a ellos les joden el kiosquito
y hacer ver como que, fuera de joda, estamos en el infierno y el último tren
salió hace como cincuenta años.
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Para
no ser obvio, y dejando de lado la noticia del día, yo tengo una buena noticia
para el autor de la notita: lo escribió en un diario “oficialista”, de tirada
gratuita que mucha gente en la calle puede leer. Es decir: él no sólo tiene el
derecho garantizado de expresarse libremente, también tiene los medios que
muchos no tienen y mucho menos en un diario de línea de pensamiento opuesta. ¿O
me llamarán a mí de Clarín, La Nación, o cuando menos de La Razón para poder
decir lo que pienso, no de Héctor Magnetto o Ernestina de Noble, apenas pido
poder opinar del caradura de Buzzi o de Sergio “Embajadita” Massa? Es más, ¿lo
dejarán a él hacerlo? (¿tendrá interés en hacerlo, de hecho?).
Éste
gobierno, que controla a los medios y censura, le permite a un tipo decir que
todo el oficialismo es una manga de pelotudos que niegan la realidad y atacan sin
razón a la oposición desde un diario del oficialismo.
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La
verdad, para mí lo de Alex Freyre es una sarta de estupideces que, encima, es
totalmente desubicado políticamente. Nadie sabe el futuro y mucho menos puede
expresar lo que se le ocurre porque sí, por más seguro que esté, si tiene
visibilidad pública y si alguien lo asocia con una corriente política. Sin
dejar de recordar que es un tema sensible, con el que no se debe jugar aun
siendo que él mismo está enfermo de HIV. No obstante, no deja de ser una
estupidez que toma trascendencia por su interés en el ámbito
mediático-vedetonguero argentino más que por cuestiones políticas o ideológicas
en sí mismas. Y, como era de esperarse, los medios recalcitrantemente
opositores le sacaron todo el jugo posible. El autor de la nota es uno más de
los que agarran el árbol caído y ven como sacar un poco de leña. El tema es
que, de dos ramitas, el tipo pretende calentarse todo el invierno y en la desesperación empieza a
hachar el suelo.
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Lo
que diga Alex Freyre no es el reflejo de lo que piensa ni el oficialismo, ni
algunos oficialistas, ni la mayoría de los oficialistas. No porque lo diga un
tipo que cree que puede generalizar el pensamiento de todos, al menos.
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Que
algunos oficialistas luchen contra el gobierno que puede venir es propio de la
política y del debate político. Él mismo luchó contra el gobierno de Cobos y la
Sociedad Rural que podía venir, por poner un ejemplo, porque seguramente pensó
que eso no iba a ser bueno para el país. Muchos oficialistas pensamos que un
gobierno de Cobos, Massa o de Macri no van a ser buenos para el país y, con
fundamentos, tenemos todo el derecho a expresarlo, porque incluso el día que un
gobierno gana las elecciones presidenciales tiene que mantener el debate con la
oposición y pelear por el período que vendrá o las elecciones que vendrán. La
política es dinámica e implica hacer proyecciones irremediablemente. Lo que
Alex Freyre piensa lo podría haber dicho más fundadamente si no fuese un bruto
y desubicado, y si no existiese esa mierda de Twitter y redes sociales que no
hacen más que destrozar la posibilidad de debatir seriamente y argumentar como
se debe, y que tienen a las personas obligadas a escribir pelotudeces cada
cinco minutos.
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Pensar
que un gobierno opositor pueda derogar “leyes fabulosas” no es imaginario, sale
de la boca de los programas de gobierno y metas que se ponen los aspirantes a
presidente de la oposición. Macri dijo en su momento que reprivatizaría
empresas y que la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual debería ser
derogada, Massa dijo que eliminaría el FxT (en otras palabras y más claramente,
le cedería nuevamente los derechos de televisación del fútbol a empresas
privadas) y no apoyó leyes importantes como la de pago soberano. Varios
sectores (por no decir la gran mayoría) se opusieron a leyes votadas que fueron
(o hubiesen sido) trascendentes: estatización de AFJPs, la reforma jubilatoria,
ley de medios, ley de casamiento igualitario, etc., etc., etc. ¿Por qué uno no
puede pensar que esos gobiernos tienen esa idea en mente? ¿Por qué no pensar
que esos gobiernos, que hablan de la “fiesta del consumo” (¡casualidad!, el
autor también) y de bajar el gasto público no va a hacer recortes y eso tenga
una consecuencia social negativa?
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La
última frase es propia del militante tipo del FIT que se dice “obrero” o "proletario", cita a
Marx y se viste con ropa de marca porque la de La Salada es muy berreta. La
verdad es que, es cierto, mucha gente está hoy fuera del sistema y apenas le
alcanza para parar la olla. También es cierto que antes esa gente era mucha más
gente, y pedirle a un gobierno que en diez años te solucione los problemas de más
de un siglo es un tanto desubicado, o mala leche.
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Es
gracioso, en cierto modo, ver como el autor de la nota en tan poco espacio
esgrime argumentos tan en boga en la oposición de cola de supermercado de hoy:
pueden ser del PRO y del FIT al mismo tiempo, correr al gobierno por izquierda
y por derecha y hasta citando a Perón.
Eso
sí, difícilmente pueden decir lo que piensan con claridad. Tal vez, porque les
da un poco de vergüenza admitir que ni siquiera ellos saben qué carajo quieren.
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¿Qué es lo que Lucas quiere? no mucho, seguir revolcándose en su chiquerito personal mientras escribe notas como esta o bloguea que la presidenta está para el neuropsiquiátrico...es que beberse la trementina tiene sus consecuencias.
ResponderEliminarCon gente así, mejor seguir la advertencia de Virgilio al Dante:
"Ya no rinde homenaje el mundo de ellos,
compasión y justicia los desprecian,
olvídate de ellos, solo mira y pasa"
"Quizá sea una chanza del destino que hoy Argentina haya hecho su primer lanzamiento de un cohete ..." Hace mucho que venimos lanzando cohetes (aunque todavía nos falta bastante para la categoría del Ariane).
ResponderEliminarUn tal Lucas, me hizo acordar al Pato Lucas que por suerte nunca salió de la pantalla y siguió siendo dibujo animado. El que me caía mejor de los dos o tres. El pato es el que mejor me ha caido de los lucas que he conocido de lejos y de cerca.
ResponderEliminarTu última frase en tono de pregunta es lo que termino cuestionando cuando me dejan. ¿Qué quieren? ¿Cómo? ¿Un deseo al menos?
Todo lo demás es casi cuento. En general los principios de acción y reacción no existen en sus conceptos. Está claro que la física no es una de las materias más queridas.
Este asunto quedó en el pasado como una anécdota, nada más.
La lucha recién empieza, aún queda mucho y debe continuar.
Abrazo
fd latino
Gracias a todos por comentar, que bueno verlos (leerlos, bah), perdón por el cuelgue general...
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