jueves, 16 de octubre de 2014

El enanito no imaginario



Hoy, como un día de tantos otros fui a tomar el bondi para ir al laburo y vi que una mujer estaba repartiendo ejemplares de “El Argentino”. Me acerqué, me dio uno y lo empecé a hojear para pasar el tiempo mientras llegaba el micro. Y, por esas cosas del azar, en la página 11 del diario de hoy (en realidad, ya no va a ser “hoy” cuando haya publicado ésta nota en el blog), 16 de octubre, al pie me topé con una notita de opinión escrita por un tal Lucas, titulada “El enemiguito imaginario”.



Quizá sea una chanza del destino que hoy Argentina haya hecho su primer lanzamiento de un cohete y que yo me encuentre con el personaje éste y su profundo espíritu crítico a todo lo que no es su propio ego, plasmado en una notita de diez twits.
El punto es lo que dice la nota, y es interesante, no para hacer mella en el autor que ya bastante tiene con la carga de ser conocido por haber defendido aquello que hoy aborrece, sino porque refleja el paupérrimo y corto análisis que hacen algunos políticos, periodistas y, como en éste caso, opinadores de la oposición al gobierno actual.
El tipo empieza citando a Perón. Es un clásico de los antiperonistas que odian a éste gobierno: citar a Perón para que quede claro que “el gobierno no es peronista”, y “que ya no quedan peronistas de los de antes” (aunque “nadie roba como los peronistas”, etc., o sea, somos peronistas o no según la conveniencia de los autores). En fin, cita a Perón para describir la pelea entre Alex Freyre y Pachano, o sea, una cuestión de alto vuelo como puede imaginarse el lector.
“Perón decía que se puede volver de todos lados menos del ridículo. Alex Freyre ingresó a ese drástico estadio del ridículo con sus declaraciones contra Anibal Pachano”.
Dice el autor de la notita. Y sigue, parado sobre el banquito cual enano fascista:
“Pero detrás de esa violencia verbal idiota hay una lógica y es la del oficialismo en los últimos meses. Carentes de defender al gobierno más que con cierta melancolía, dado que ya no hay buenas noticias, la carga de frustración se redirige a un destino curioso. Luchar ya mismo contra el gobierno que imaginan que vendrá. Y derogará fabulosas leyes, conquistas que sólo le debemos a la familia presidencial y vendrán ajustes, tormentas sociales y una carestía que por supuesto se opone a éste festival de consumo hermoso para ellos, dado que la mitad más pobre de la población trabajadora no ha sido invitada al convite”.
La nota sigue (no mucho), pero por poca relevancia y para la salud del lector evito continuar su transcripción. Pero fíjense que interesante que es, que paradójicamente rica es en su pobreza argumental y en su terrible simplismo y su voluntarismo, en el sentido de creer lo que él quiere y afirmarlo como una realidad innegable. Es la foto de un opositor medio, de esos que uno ve en la cola del supermercado gastando 3000 mangos por compra, comprando boludeces innecesarias, pero echándole la culpa a Cristina de que el muñeco de Batman para el pibe es muy caro porque la yegua no deja importar juguetes con total libertad como en los países serios.
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Por supuesto, el inicio del párrafo citado se nutre del lavagnismo, el vickytontismo o en albertofernandismo básico: “últimos meses”, “cierta melancolía”, “ya no hay buenas noticias”. Léase: Yo estuve ahí, pero porque antes eso era bueno. El “antes” era bueno depende de cada uno. Para Lucas es un té con Bergoglio, para Alberto Fernández la pelea con Clarín o los calzones de los hijos de Ernestina y para Vicky es que Scioli era el gobernador y ella no se había dado cuenta antes.
Es muy fuerte decir que en Argentina ya no hay buenas noticias. Hasta en el 2001 hubo buenas noticias: era buena noticia la gente movilizada, era buena noticia la gente organizándose para sobrevivir cuando el Estado (o más bien, los gobiernos) le dio la espalda. Eran buenas noticias dentro de la desgracia. Siempre hay buenas noticias, aun en los peores momentos de nuestra historia. La frase es digna de un Pagni o un Sirvén, o del pasquín Urgente 24, de tipos que lo único que tienen en mente es joder al gobierno porque a ellos les joden el kiosquito y hacer ver como que, fuera de joda, estamos en el infierno y el último tren salió hace como cincuenta años.
Para no ser obvio, y dejando de lado la noticia del día, yo tengo una buena noticia para el autor de la notita: lo escribió en un diario “oficialista”, de tirada gratuita que mucha gente en la calle puede leer. Es decir: él no sólo tiene el derecho garantizado de expresarse libremente, también tiene los medios que muchos no tienen y mucho menos en un diario de línea de pensamiento opuesta. ¿O me llamarán a mí de Clarín, La Nación, o cuando menos de La Razón para poder decir lo que pienso, no de Héctor Magnetto o Ernestina de Noble, apenas pido poder opinar del caradura de Buzzi o de Sergio “Embajadita” Massa? Es más, ¿lo dejarán a él hacerlo? (¿tendrá interés en hacerlo, de hecho?).
Éste gobierno, que controla a los medios y censura, le permite a un tipo decir que todo el oficialismo es una manga de pelotudos que niegan la realidad y atacan sin razón a la oposición desde un diario del oficialismo.
La verdad, para mí lo de Alex Freyre es una sarta de estupideces que, encima, es totalmente desubicado políticamente. Nadie sabe el futuro y mucho menos puede expresar lo que se le ocurre porque sí, por más seguro que esté, si tiene visibilidad pública y si alguien lo asocia con una corriente política. Sin dejar de recordar que es un tema sensible, con el que no se debe jugar aun siendo que él mismo está enfermo de HIV. No obstante, no deja de ser una estupidez que toma trascendencia por su interés en el ámbito mediático-vedetonguero argentino más que por cuestiones políticas o ideológicas en sí mismas. Y, como era de esperarse, los medios recalcitrantemente opositores le sacaron todo el jugo posible. El autor de la nota es uno más de los que agarran el árbol caído y ven como sacar un poco de leña. El tema es que, de dos ramitas, el tipo pretende calentarse todo el invierno y en la desesperación empieza a hachar el suelo.
Lo que diga Alex Freyre no es el reflejo de lo que piensa ni el oficialismo, ni algunos oficialistas, ni la mayoría de los oficialistas. No porque lo diga un tipo que cree que puede generalizar el pensamiento de todos, al menos.
Que algunos oficialistas luchen contra el gobierno que puede venir es propio de la política y del debate político. Él mismo luchó contra el gobierno de Cobos y la Sociedad Rural que podía venir, por poner un ejemplo, porque seguramente pensó que eso no iba a ser bueno para el país. Muchos oficialistas pensamos que un gobierno de Cobos, Massa o de Macri no van a ser buenos para el país y, con fundamentos, tenemos todo el derecho a expresarlo, porque incluso el día que un gobierno gana las elecciones presidenciales tiene que mantener el debate con la oposición y pelear por el período que vendrá o las elecciones que vendrán. La política es dinámica e implica hacer proyecciones irremediablemente. Lo que Alex Freyre piensa lo podría haber dicho más fundadamente si no fuese un bruto y desubicado, y si no existiese esa mierda de Twitter y redes sociales que no hacen más que destrozar la posibilidad de debatir seriamente y argumentar como se debe, y que tienen a las personas obligadas a escribir pelotudeces cada cinco minutos.
Pensar que un gobierno opositor pueda derogar “leyes fabulosas” no es imaginario, sale de la boca de los programas de gobierno y metas que se ponen los aspirantes a presidente de la oposición. Macri dijo en su momento que reprivatizaría empresas y que la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual debería ser derogada, Massa dijo que eliminaría el FxT (en otras palabras y más claramente, le cedería nuevamente los derechos de televisación del fútbol a empresas privadas) y no apoyó leyes importantes como la de pago soberano. Varios sectores (por no decir la gran mayoría) se opusieron a leyes votadas que fueron (o hubiesen sido) trascendentes: estatización de AFJPs, la reforma jubilatoria, ley de medios, ley de casamiento igualitario, etc., etc., etc. ¿Por qué uno no puede pensar que esos gobiernos tienen esa idea en mente? ¿Por qué no pensar que esos gobiernos, que hablan de la “fiesta del consumo” (¡casualidad!, el autor también) y de bajar el gasto público no va a hacer recortes y eso tenga una consecuencia social negativa?
La última frase es propia del militante tipo del FIT que se dice “obrero” o "proletario", cita a Marx y se viste con ropa de marca porque la de La Salada es muy berreta. La verdad es que, es cierto, mucha gente está hoy fuera del sistema y apenas le alcanza para parar la olla. También es cierto que antes esa gente era mucha más gente, y pedirle a un gobierno que en diez años te solucione los problemas de más de un siglo es un tanto desubicado, o mala leche.
Es gracioso, en cierto modo, ver como el autor de la nota en tan poco espacio esgrime argumentos tan en boga en la oposición de cola de supermercado de hoy: pueden ser del PRO y del FIT al mismo tiempo, correr al gobierno por izquierda y por derecha y hasta citando a Perón.
Eso sí, difícilmente pueden decir lo que piensan con claridad. Tal vez, porque les da un poco de vergüenza admitir que ni siquiera ellos saben qué carajo quieren.

viernes, 12 de septiembre de 2014

¡Por favor, subsidiame el gas que tengo que pagarme el 3G!

El otro día, accidentalmente, leí una noticia que me llamó la atención.



No particularmente por la noticia, sino porque es un ejercicio de periodismo raro de encontrar: es el tipo de noticia que dice la verdad pura y dura, basada en números concretos, pero que el 99% de los lectores lo van a tomar como una ofensa.

En Argentina se ha vuelto cada vez mas difícil hacer política o periodismo sin demagogia. Las declaraciones de Macri de hace unos días son un ejemplo muy contundente.

Fíjense:

"La factura promedio del servicio de gas para la mayoría de los ciudadanos del país, que está encuadrada en lo que se denomina categoría de cliente R21, con un rango de consumo anual entre 501 y 650 metros cúbicos, es de $132 por bimestre, es decir, unos $66 mensuales, cuando un abono al sistema de TV por cable cuesta no menos de $300, internet no baja de $200, y la telefonía celular tiene un consumo promedio no inferior a los $70 mensuales.
Tomando en cuenta este valor, la incidencia de la factura media de gas natural de un usuario promedio respecto al salario promedio registrado, unos $11.000, es de 0,6% de sus ingresos mensuales.
Esta incidencia se redujo notablemente en la última década, pasando de 3% en 2001 a 1,2% en 2007; y 0,6% en la actualidad."

Es muy buena, porque muestra el doble estándar que tenemos como ciudadanos y como consumidores. A algunos les exigimos todo (a las empresas de servicios que nos cobren dos mangos, al gobierno que nos deje los subsidios, etc.) y a otros les permitimos cualquier cosa.

El servicio de celular, que dista de ser tan imprescindible como el agua o el gas, deja mucho que desear en Argentina: es caro y malo. No obstante, es difícil imaginar una manifestación de gente indignada por la falta de señal de teléfono móvil. Tampoco por las fechorías de Cablevisión, que cobra una fortuna y estuvo años sin adecuarse a la Ley por mero capricho.

Ahora: si me suben el gas de $50 a $100, es culpa de la yegua y en éste país ya no se puede vivir.
Por ejemplo, puede verse acá una de tantas notas de los medios amigos como La Nación, dónde se enseña a los consumidores a evitar el "tarifazo" del gas. Por supuesto, como toda nota de La Nación, acompañada de improperios de gente muy enojada por los aumentos.

Vistos los numeritos de mas arriba, sería bueno que los periodistas tan preocupados por "la gente", le enseñaran a esas personas como evitar los tarifazos de Cablevisión y Movistar, por ejemplo...



lunes, 8 de septiembre de 2014

El caso Weretilnek, ¿teléfono para traidores?

Interesante lo de Río Negro.

En algunos blogs vengo diciendo, de alguna manera, que en 2015 el peronista vota al Justicialismo, y que el Frente Renovador (o "Removedor" como lo bautizó Capusotto), no lo es.

 
 http://www.laverdadonline.com/ib/002/006.jpg


"Este resultado consolida la visión de los afiliados, en identidad con el proyecto nacional que encabeza la presidenta Cristina Kirchner", sostuvo Pichetto tras los comicios.

Lo de Pichetto en la interna puede ser una muestra de lo que se puede venir en 2015. Todo indica que lo interesante posiblemente vayan a ser las internas abiertas: quiénes se presenten, si hay efectivamente interna abierta (en el FPV y UNEN todo parece indicar que así será) o si será un simulacro (en el PRO y el FR también todo parece indicar que así será).

El castigo a los traidores es inapelable, casi nunca falla. Es cierto, a veces gozan de cierta popularidad temporal, como sucedió con Cobos o Massa. Pero, a ciencia cierta, la suma de su habitual inutilidad y el cartelito de "garca" en la espalda los hace caer estrepitosamente en la consideración del electorado.

No es casual el crecimiento de Berni, con lo poco que ofrece como eventual candidato, como figurita para ocupar la gobernación bonaerense en el próximo turno, desplazando a Martín Cirio. Entre la indefinición y lo poco que hace con su cargo (excepto salir en fotos de revistas con su novia-vedette) hace que Berni parezca un todo terreno.

No muy distinto lo del crecimiento aparente de Scioli sobre Massa en los últimos meses (que aunque tenga cierta lógica hay que tomarlo con pinzas, claro). Aún con todo, el primero sigue mostrandose ejecutivo en su función, mientras que Massa se sigue recostando en 2013, repitiendo el error del Colorado De Narváez. Esto, sumado a que posiblemente nadie termina de creerse demasiado el papel de "Massita" como el tipo que tiene la solución a todos los problemas. Hasta ahora no solucionó ninguno y ya le queda sólo un año de gracia. Muchos seguramente empiezan a recordar que hasta hace poquito fué ministro del gobierno actual al que critica por lo que hizo cuándo él era parte del gobierno y el apoyo tácito de Moyano, Barrionuevo y cía. no lo ayuda a vender esa imagen de paladín de la "nueva política" que quiere instalar con primeros planos.

No hay nada dicho sobre lo que viene. Pero sí hay dicho sobre lo que pasó. Y hasta el momento, nadie llegó a la presidencia siendo traidor ni rascándose los compañeros.

domingo, 7 de septiembre de 2014

¡Vuelve la alegría, vieja!



¡Buenas a todos!

Esta entrada es a modo de presentación, por llamarlo de algún modo.

La cosa es que no puedo acceder a mi viejo blog "Encuentro Latinoamericano". Son las consecuencias de vivir en un país asolado por el kirchavismo.

Por estos motivos, vuelve Encuentro Latinoamericano -sobre todo para desmentir mi pase al massismo junto con Martín Cirio-.
Pero como tengo ganas de iniciar un blog con aires renovados, y. además, Berni está de moda, le cambié el nombre y la facha.

Desde ya, les agradezco infinitamente a los pocos que lo vayan a leer, especialmente a Lucas Carrasco, Victoria Donda, Maria Julia Oliván y tantos amigos kirchneristas de los que no quiero olvidarme.

¡Abrazo peronista para todos y todas!


NdR: Ah, si, aunque éste blog no lo lea nadie, vamos a ser selectivos porque, como todo buen trosko sabe, llega la ultraderecha K. Así que aquellos que tengan pensado el trolleo háganme el favor: no sean pelotudos y comenten prudentemente.